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Enero 2011
Enero 2011

Medicina alternativa. ¿Es medicina?

Vicente Baos Vicente

Especialista de Medicina Familiar y Comunitaria CS Collado Villalba Pueblo. Madrid

Vicente Baos Vicente

Especialista de Medicina Familiar y Comunitaria CS Collado Villalba Pueblo. Madrid

Vivimos en una sociedad totalmente dependiente de los avances tecnológicos de los últimos 100 años. Sin el desarrollo científico de la física y la química, nuestra vida volvería a épocas, no tan remotas, a las que nos sería muy difícil acostumbrarnos. La aplicación médica de los conocimientos de la biología y de la química ha supuesto un gran incremento de la calidad y expectativa de vida. La mayor parte de los lectores de esta revista estaríamos muertos si hubiésemos nacido 500 años atrás. El desarrollo de una medicina científica basada en el conocimiento fisiológico y la experimentación terapéutica es fruto del paso del pensamiento mágico al científico, algo logrado con lentitud y paciencia por generaciones de personas entregadas a ello. Sin embargo, no es suficiente.

 

La medicina científica actual se basa en un conocimiento amplio, pero limitado, del origen, mecanismo y desarrollo de la enfermedad. Disponemos de unas grandes posibilidades terapéuticas, pero no tenemos respuesta y tratamiento para todas las modalidades del sufrimiento humano. Podemos curar con medicamentos o cirugía una gran cantidad de enfermedades, pero todavía hay muchas de ellas donde el abordaje es paliativo o meramente consolador. El desarrollo científico y la fascinación por las tecnologías aplicadas a la medicina han creado en una parte de la sociedad un «aura» de omnipotencia de la ciencia médica. Y no es así. Las personas siguen enfermando y muriendo, es un destino universal e inevitable. Solamente retrasamos el final a edades posteriores y evitamos muertes prematuras que hasta hace poco eran inevitables.

 

Esta visión científica, con sus luces y sus sombras, a pesar de ser un gran avance, provoca frustración y desapego al razonamiento científico en ciertas personas. Asimismo, las propias creencias en «poderes naturales o sobrenaturales», restos del pensamiento mágico, provocan el uso de unas «terapias» que, sin fundamento científico, sin demostración empírica de su eficacia o seguridad, son ofrecidas, en algunos casos por médicos, como «alternativas» o «complementarias» a la medicina «oficial».

 

Dentro de las llamadas «medicinas alternativas» tenemos una variopinta oferta. Terapias provenientes de la antigüedad de otras culturas como la acupuntura, una interpretación casi alquimista de la enfermedad como es la homeopatía, fantasías terapéuticas como la cromoterapia, las flores de Bach y otras. Lo que Richard Dawkins1 ha llamado: El Irracional Sistema de Salud.

 

La razón de que este tipo de «alternativas» existan y tengan difusión en una sociedad en teoría desarrollada puede deberse a que muchas personas están necesitadas de recibir una dosis de esperanza basada en la parte de pensamiento mágico que está presente en ellas. No todo el mundo posee una capacidad racional suficiente para entender que no todo es conocido, ni todo es evitable o solucionable. En una sociedad que precisa de soluciones externas a su malestar o sufrimiento, la explicación racional o científica, para muchos, no es suficiente.

 

Otra de las razones del éxito de una terapia alternativa –prefiero reservar la palabra medicina a la expresión científica del arte de curar– es la utilización de los aspectos personales y humanos en la relación terapéutica entre médico y enfermo. La capacidad de escucha terapéutica, un entorno personalizado sin prisas, unas hábiles palabras que ofrecen apoyo y esperanza son los elementos habituales que, ya de por sí, consiguen un buen efecto terapéutico. Sólo en estos elementos podemos encontrar explicación a la «eficacia» en el alivio de problemas de salud de carácter leve y autolimitado.

 

La organización sanitaria, especialmente la pública, no ha tenido nunca entre sus objetivos reales el de ofrecer una atención sanitaria basada en la serenidad, la personalización y el apoyo. Hemos aspirado a una atención sanitaria igualitaria pero, demasiadas veces, masificada, presurosa y despersonalizada. No obstante, debemos distinguir perfectamente entre la atención sanitaria de unos sistemas organizados mediante criterios económicos y polí-ticos de una medicina científica basada también en la ciencia y en el afecto. Esto es necesariamente compatible. Debemos desligar el concepto de medicina científica con la prisa, la frialdad o la indiferencia. Para aliviar y explicar a un paciente que el conocimiento científico actual no es capaz de solucionar su problema, no solamente de enfermedades clasificadas, sino de los problemas de salud atribuidos al malestar psicosocial, tan presente en nuestra sociedad, son necesarios tiempo y serenidad. ¿Lo ofrecen la mayoría de las consultas de los centros de salud o de los hospitales? Probablemente no. Cuando la atención personalizada se realiza en las condiciones adecuadas, la mayoría de los pacientes no precisan de ninguna «alternativa» que se alimente de las insuficiencias del conocimiento científico y la práctica médica convencional.

 

Uno de los argumentos más usados por los defensores de las «medicinas alternativas» es muy simple: si funciona ¿qué más da? La unión lógica entre causa y efecto es uno de los avances del pensamiento científico. La humanidad ha avanzado por intentar entender los fenómenos naturales que determinaban la vida. Antes del pensamiento científico, el pensamiento mágico atribuía a los fenómenos naturales o a dioses inventados, la salud o la enfermedad. La desgracia era aceptada de forma pasiva o se intentaba modificar mediante terapias basadas en la experiencia o en las creencias. Solamente, el avance de las ciencias fue poniendo en orden los hechos naturales y su modificación. Las llamadas «medicinas alternativas» basan sus herramientas en el pensamiento mágico y en la aplicación de sencillas técnicas psicológicas terapéuticas. O a veces, en el mero fraude como las pulseras holográficas2.

 

¿Y si el paciente se alivia? Mejor para él, pero entendamos los motivos por los que ha podido mejorar y no llamemos medicina a esa actuación. La medicina, con sus limitaciones, grandezas y miserias, es una disciplina científica y rigurosa que ha traído bienestar y curación a la humanidad gracias al trabajo de muchos investigadores y médicos clínicos que valoran el método científico, y que no necesita de magos y charlatanes, aunque alguno de éstos se ponga la bata de médico.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Dawkins R. The Enemies of Reason. Wikipedia, The Free Encyclopedia. 11 octubre 2010. (Consultado el 16 diciembre 2010). Disponible en: http://en.wikipedia.org/w/index.php?title=The_Enemies_of_Reason&oldid=390002920
  2. Shora. 10 pasos fáciles para crear tu propia medicina alternativa. Medtempus Blog de Medicina (Internet). Valencia: Shora Jul 2007 (consultado el 16 diciembre 2010 ). Disponible en: http://medtempus.com/archives/10-faciles-pasos-para-crear-tu-propia-medicina-alternativa/

AMF 2011;7(1);; ISSN (Papel): 1699-9029 I ISSN (Internet): 1885-2521

Cómo citar este artículo...

Baos Vicente V. Medicina alternativa. ¿Es medicina?. AMF. 2011;7(1).

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