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Marzo 2010
Marzo 2010

Antojos

PUNTOS CLAVE

  • Los antojos y las aversiones son muy frecuentes en las mujeres embarazadas.
  • No se conoce la causa que los produce.
  • No se ha demostrado que tengan repercusión en la salud materno-fetal.
  • Se debe hacer anamnesis sobre su existencia para tranquilizar a las gestantes, pero no es necesario evitarlos si no son sustancias nocivas.
  • La pica es un trastorno infrecuente en nuestro medio, aunque no tanto entre mujeres procedentes de áreas rurales de África y América latina.
  • La pica puede tener repercusión en la salud de las mujeres y en la de sus hijos.
  • Los profesionales sanitarios debemos estar alerta sobre su presencia, dado el aumento en nuestro país de mujeres de estos orígenes, ya que es un trastorno que sí se asocia a complicaciones materno-fetales.
  • En el abordaje de la pica hay que realizar una analítica para descartar posibles complicaciones.
  • En algunos casos es necesario derivar a un servicio de salud mental.

 La existencia de antojos es un tema que ha preocupado históricamente a las mujeres embarazadas y que se ha visto frecuentemente rodeado de falsas creencias. Hay una consideración ampliamente extendida entre las mujeres de todas las edades, etnias, niveles educativos y económicos, según la cual el consumo de ciertas sustancias marca al niño antes del nacimiento. La ingesta excesiva de los alimentos antojados se relacionaría con particularidades físicas o del comportamiento de los niños, mientras que los antojos insatisfechos explicarían ciertas marcas de nacimiento. También existe la creencia de que el tipo de dieta que se adopte en el embarazo influirá en la facilidad o dificultad con la que se desarrollará el parto1. Con independencia de estas creencias, lo cierto es que más de la mitad de las embarazadas presentan alteraciones en sus hábitos dietéticos2, pudiéndose delimitar en este sentido tres entidades claramente diferenciadas: antojos, aversiones y pica.

 

DEFINICIÓN Y FRECUENCIA

 

Antojos y aversiones. Los antojos (food cravings en la literatura anglosajona) se definen como un deseo compulsivo e irrefrenable por consumir determinados alimentos u oler determinadas sustancias. A menudo se trata de exageraciones de gustos previos2. Las aversiones se definen como un desagrado o, incluso, rechazo ante determinadas sustancias alimenticias o no (humo del tabaco, por ejemplo) que no existía antes del embarazo.

 

Su frecuencia varía, según las series consultadas, entre un 47 y un 86%2-4 en el caso de los antojos y un 45-80%2-4 en el de las aversiones. Salvando las diferencias geográficas y socioculturales, las sustancias más frecuentemente implicadas son, en el caso de los antojos, los dulces (especialmente el chocolate), lácteos, frutas, aperitivos salados (patatas, frutos secos, etc.) y los encurtidos. En el caso de las aversiones, bebidas como el alcohol, el café y el té, alimentos muy especiados, grasas, frituras y el humo del tabaco.

 

En general ambos fenómenos ocurren en el primer trimestre del embarazo, las aversiones ligeramente antes que los antojos, y tienen una duración media de 10 semanas2, disminuyendo de forma progresiva para desaparecer por completo en el posparto5. Aunque los antojos tengan un alto contenido calórico, no se ha podido demostrar en la práctica que tengan un efecto perjudicial sobre el estado nutricional materno1,2. Cuando se les pregunta a las mujeres por la posible causa de los antojos y las aversiones, la mayoría no encuentra ninguna explicación, se declaran sorprendidas por la intensidad del fenómeno y, en el caso de las aversiones, descartan que sea la exageración de un fenómeno previo al embarazo2.

 

Pica. La pica se define como la ingesta persistente y compulsiva de sustancias no nutritivas, como hielo, tierra, arcilla, tiza, etc.

 

Su frecuencia es muy variable y oscila, según las series y el país de origen, entre el 0 y el 73%6. En América latina la presentan el 23-44% de las embarazadas. En Estados Unidos el Antojos porcentaje oscila entre el 14 y el 31%. Las mayores tasas de incidencia se obtienen en África, con cifras del 50% en Nigeria y hasta el 73% en Kenia7. No hemos encontrado series españolas. Lo más próximo a nuestro entorno es un estudio reciente realizado en Dinamarca en mujeres de nivel socioeconómico alto que sólo reconocen la práctica de pica en un 0,02% de los casos8. Estas diferencias en la incidencia podrían deberse, en parte, al hecho de que la práctica de pica frecuentemente se asocia a sentimientos de culpa y vergüenza que llevarían a muchas mujeres a negar su existencia y a que es un trastorno claramente más frecuente en mujeres de raza negra, de nivel socioeconómico bajo y procedentes de áreas rurales7. También se ha visto una mayor frecuencia en mujeres con antecedentes de haber presentado pica en su infancia y con antecedentes familiares6,9.

 

Tradicionalmente las sustancias ingeridas con mayor frecuencia eran el almidón de lavandería (amilofagia) y la tierra o arcilla (geofagia)9,10, aunque la lista incluye sustancias tan variadas como cerillas quemadas, carbón, hollín, pasta de dientes, jabón, tiza, harina de hornear, etc.7. En series más recientes se observa un cierto cambio generacional: el hielo o la escarcha del congelador (pagofagia) ha pasado a ser la sustancia más frecuente y el almidón de lavandería ha dejado de ser una sustancia común y ha sido sustituida por otras como las patatas congeladas y el arroz crudo11.

 

La práctica de la pica puede ocasionar complicaciones en el recién nacido y en la propia embarazada (tabla 1).

 

ETIOPATOGENIA

Aunque son fenómenos de distribución universal, no se conocen las causas. Los datos publicados son escasos, heterogéneos, basados en estudios de limitada calidad metodológica y que ofrecen resultados con frecuencia contradictorios.

 

Con respecto a los antojos y aversiones se manejan dos tipos de teorías. Para algunos autores se trataría de un mecanismo «protector» de la madre y del embrión, que actuaría evitando el consumo de sustancias con potencial efecto teratógeno (alcohol, tabaco) o contaminadas por microorganismos (carnes, pescados) o productos fitoquímicos tóxicos permitiendo, por otra parte, el consumo de sustancias inocuas. Esto explicaría su mayor incidencia en el primer trimestre del embarazo y su frecuente coincidencia con la aparición de náuseas y vómitos12. Otros autores opinan que pueden deberse a los cambios en la sensibilidad gustativa y olfativa que experimentan dos tercios de las embarazadas, así como a los cambios hormonales que se producen en el transcurso del embarazo13.

 

La pica es un fenómeno complejo que se ha relacionado con varios factores7:

  1. Anemia ferropénica, aunque se desconoce si es consecuencia (desaparece al tratar la anemia) o causa, pues sustancias como la tierra o la arcilla pueden inhibir la absorción del hierro dietético.
  2. Déficit de cinc.
  3. Factores socioculturales y relacionados con la tradición. En muchas culturas es un remedio popular para aliviar molestias digestivas (pirosis, náuseas, vómitos) y en otras se relaciona con ritos de fertilidad y reproducción.
  4. Factores psicológicos (intento inconsciente de compensar carencias) y psiquiátricos (posible relación con el trastorno obsesivo-compulsivo).

 

ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS

Los profesionales sanitarios debemos estar alerta para detectar los antojos que puedan ser nocivos para el buen desa rrollo del embarazo, la ingesta de sustancias no alimenticias y la aparición de deficiencias nutricionales.

 

En el caso de los antojos y aversiones, únicamente se precisa una anamnesis dirigida a detectar su presencia (grado de recomendación C). La mayoría de las mujeres no revela espontáneamente su existencia, pero se sienten muy aliviadas al hablar de ello.

 

En los casos de pica es necesario realizar un estudio más amplio que incluya un hemograma y determinación de los niveles de glucosa, sideremia, ferritina, iones y perfil hepático y, en casos seleccionados, un estudio parasitológico de las heces para descartar las posibles complicaciones14 (grado de recomendación C).

 

ABORDAJE TERAPÉUTICO

Las mujeres con antojos y aversiones sólo precisan ser informadas de que presentan un fenómeno muy frecuente que pueden satisfacer con moderación y sentido común (grado de recomendación C). Se debe aprovechar la situación para realizar educación sanitaria sobre los hábitos dietéticos aconsejables durante el embarazo.

 

Las mujeres con prácticas de pica precisan una valoración más exhaustiva de su estado nutricional y actividades educativas para corregir su hábito (grado de recomendación C). Los casos graves y persistentes necesitan una atención psiquiátrica especializada. Aunque no existe un tratamiento farmacológico específico, en la actualidad se están utilizando los inhibidores de la recaptación de la serotonina con resultados no concluyentes (grado de recomendación C).

 

ALIMENTACIÓN NORMAL EN LA EMBARAZADA15

Las mujeres deben tener un estado nutricional adecuado antes, durante y después del embarazo, para asegurar una buena salud materna y disminuir el riesgo de complicaciones, como los recién nacidos de bajo peso para la edad gestacional, la prematuridad y los abortos. La ganancia de peso materno durante la gestación se debe al peso del feto, la placenta y el líquido amniótico, así como de los tejidos maternos por la expansión del volumen sanguíneo y el líquido extracelular, al crecimiento de las glándulas mamarias, al aumento del tamaño del útero y de las reservas grasas maternas (tabla 2). Durante la gestación el balance hidrosalino es positivo, con una retención de agua destinada a flexibilizar las articulaciones pelvianas para facilitar el paso del feto durante el parto. Las recomendaciones sobre ganancia de peso deben ser individualizadas de acuerdo con el índice de masa corporal pregestacional (tabla 3). Las adolescentes deben tener ganancias en el límite máximo del rango recomendado, mientras que las mujeres de talla baja deberían tenerla en el límite bajo del mismo.

                           

Las necesidades energéticas durante el primer trimestre no son mayores que las requeridas para las mujeres no gestantes. Durante este período la mujer experimenta cambios como pérdida o exceso del apetito y con frecuencia tiene náuseas y vómitos por el aumento de estrógenos. En estos casos se recomiendan comidas frecuentes, pero poco abundantes. En el segundo trimestre los requerimientos extra son de 340 kcal al día y en el tercero de 452 kcal al día. En las gestaciones múltiples no se conocen los requerimientos energéticos concretos. La ganancia adecuada de peso se debe utilizar como un indicador de la energía ingerida que, en general, oscila entre 3.000 kcal en mujeres obesas y 4.000 en mujeres con bajo peso.

 

Respecto a los aportes de vitaminas y minerales las gestantes deberían consumir 400 μg de ácido fólico diario. Si se toma antes de la concepción y hasta la 6.a semana de gestación disminuye el riesgo de que se produzcan defectos del tubo neural. Por ello se recomienda la ingesta de vegetales de hoja verde o hígado, ricos en ácido fólico, o de complementos de ácido fólico.

 

Las necesidades de hierro en el feto son del orden de 200400 mg. El feto extrae tanto más hierro de las reservas maternas cuanto menor sea el aporte en la alimentación. La anemia ferropénica afecta aproximadamente al 30% de las gestantes e incrementa el riesgo de bajo peso al nacer y la mortalidad perinatal. Se recomienda una dieta que aporte aproximadamente 30 mg de hierro al día, o suplementos, que se pueden incrementar hasta 60 mg en las mujeres con anemia.

 

La deficiencia de vitamina C puede producir una rotura prematura de las membranas, infecciones amnióticas y anemia en el feto, así como disminución de la elasticidad de los tejidos con estrías gravídicas y varices por lo que se recomienda el aumento de alimentos ricos en esta vitamina.

 

Respecto al calcio durante los primeros 6 meses, una alimentación normal es suficiente para cubrir las necesidades de 600-800 mg al día, pero durante el último trimestre estas necesidades se duplican, por lo que es necesario aumentar el consumo de leche y derivados lácteos. Un aporte insuficiente tiene efectos en la dentición y en el esqueleto del feto.

 

Los complejos multivitamínicos y multiminerales están indicados en las mujeres que tienen dietas pobres y en las que no consumen o consumen pocos alimentos de origen animal, como las vegetarianas estrictas, a las que se debe administrar vitamina B12. También en las gestaciones múltiples y en las que abusan del tabaco, el alcohol y las drogas. Pueden ser beneficiosos en las mujeres infectadas con el VIH, sobre todo si no tienen acceso al tratamiento antirretroviral. Los complejos con vitaminas del grupo B, vitamina C y vitamina E enlentecen la progresión de la enfermedad, disminuyen algunas de las complicaciones y reducen la incidencia de bajo peso al nacer.

 

Se recomienda un aporte de sodio normal. La restricción sódica causa disminución de la vascularización placentaria, hipovolemia y cierta hipotrofia fetal.

Las mujeres embarazadas no deben consumir alcohol, ya que se asocia con defectos neurológicos y del desarrollo. El café y el té no son recomendables por sus efectos excitantes y porque pueden influir en el retraso del crecimiento fetal.

 

DERIVACIÓN

Las pacientes con antojos y aversiones deben ser valoradas por los profesionales responsables del seguimiento de su embarazo normal.

 

Respecto a las pacientes con pica, sólo los casos graves y persistentes precisan una atención psiquiátrica especializada.

 

BIBLIOGRAFÍA

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AMF 2010; 6(3); ; ISSN (Papel): 1699-9029 I ISSN (Internet): 1885-2521

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