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Abril 2016
Abril 2016

Aspectos éticos de la relación entre profesionales

Marisa Rubio Montañés

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria ABS Girona 3. Girona Coordinadora del GdT Bioética de la semFYC

Carmen Adalid Villar

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria ABS Girona 3. Girona

Carme de Castro Vila

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria ABS Girona 3. Girona

Marisa Rubio Montañés

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria ABS Girona 3. Girona Coordinadora del GdT Bioética de la semFYC

Carmen Adalid Villar

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria ABS Girona 3. Girona

Carme de Castro Vila

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria ABS Girona 3. Girona

Puntos clave

  • La relación entre profesionales debe buscar ante todo el beneficio del paciente.
  • La atención integral necesita de la colaboración interprofesional.
  • El respeto por las personas y el reconocimiento de sus competencias es la base del trabajo en equipo.
  • La competencia profesional es imprescindible para dar una atención de calidad, pero sin la cooperación resulta insuficiente.
  • Los valores de las profesiones deben reflejarse en cada una de nuestras actuaciones, si no, se convierten en bonitas palabras carentes de significado.

 

La medicina, y las profesiones sanitarias en general, están experimentando cambios sustanciales ligados al desarrollo tecnológico y social.

 

La figura del médico ha pasado de ser alguien intocable por su autoridad y con gran prestigio social a ser un proveedor de servicios, asalariado en un entorno donde la salud es un derecho. El paciente ha cumplido su mayoría de edad y reclama el respeto por sus decisiones y la libertad de elegir.

 

La atención sanitaria se ejerce en el entorno de grandes instituciones donde son muchos los trabajadores desde diferentes niveles formativos y grados de especialización que trabajan para hacer real la atención integral. El trabajo interdisciplinar constituye uno de los pilares de la calidad asistencial. En la práctica supone un esfuerzo de adaptación a situaciones en las que las funciones y responsabilidades no siempre están bien definidas.

 

Fomentar las buenas relaciones entre compañeros, sean o no de nuestra categoría profesional, es una obligación ética a la que se suma una exigencia normativa.

 

Marco legislativo

Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de Ordenación de las Profesiones Sanitarias1.

 

En su artículo 9, se establece que los equipos profesionales, base de la atención integral, se organicen en función de los conocimientos y competencias de cada uno de los miembros (tabla 1).

 

Las relaciones entre los profesionales se rigen por los principios generales de adecuación científico-técnica del conocimiento, deber de uso racional de los recursos, respeto al paciente (tabla 2), libre elección del médico, el deber de identificación del profesional y el trabajo en equipo.

 

Ley 55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco del Personal Estatutario de los Servicios de Salud2.

 

Establece, en su artículo 19, que cada profesional debe desarrollar con competencia, lealtad y eficacia cada una de las funciones que corresponden a su puesto de trabajo.

 

Los centros tendrán la obligación de facilitar el trabajo en equipo de los profesionales.

 

Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud3.

 

Establece, en su artículo 36, que los profesionales de la salud, en cada uno de sus ámbitos, serán formados en conocimientos, habilidades y actitudes que propicien el trabajo en equipos multiprofesionales y multidisciplinares.

 

Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad4.

 

Establece, en su artículo 63, que la atención sanitaria se desarrollará mediante fórmulas de trabajo en equipo en todas sus actividades de promoción, prevención, curación y rehabilitación de la salud, tanto individual como colectiva.

 

Los centros tendrán la obligación de facilitar dicho trabajo en equipo.

 

Marco deontológico

Reinders, en una reflexión sobre los cambios del concepto de profesión, sostiene que la profesionalidad debe ser entendida como el compromiso de un cuerpo de conocimientos y habilidades con un conjunto particular de valores5 que se articulan en cuatro ejes básicos (v. tabla 2).

 

La deontología se propone como un marco de regulación intermedio entre la libertad profesional absoluta y la regulación exclusivamente legal. Pretende que el profesional haga suyas unas normas porque son razonables, propias de la vocación profesional que le ayudan a crecer en estatura profesional y humana6.

 

Los códigos deontológicos7-16 tienen fuerza vinculante para todo el colectivo, siendo independiente de otros regímenes (civiles, penales, administrativos o propios de la Seguridad Social).

 

Las normas y recomendaciones no tienen el mismo rango y carácter. Unas son la traducción de un precepto legal y su incumplimiento se castiga disciplinariamente. Otras son recomendaciones para promover conductas de elevada calidad ética.

 

La aplicación de las normas del código está a cargo de los colegios que son reconocidos por la Constitución española como estructuras para desarrollar y proteger las libertades, los derechos y los deberes de los ciudadanos. En el caso de los médicos, las declaraciones de la Comisión Central de Deontología, aprobadas por la Asamblea General de la Organización Médica Colegial (OMC), tienen la función de cuidar la vigencia del Código mediante su actualización17.

 

El Código de Deontología del Consejo de Colegios Oficiales de Médicos dedica su capítulo VIII a las relaciones de los médicos entre sí y con otros profesionales sanitarios.

 

El artículo 37 lo dedica al trato deferente y cortés, sobre todo delante de pacientes y familiares. El límite al corporativismo profesional está en la lealtad al paciente.

 

El artículo 38 desarrolla las bases del trabajo cooperativo entre médicos y advierte de la necesidad de compartir conocimientos y responsabilidad asistencial en aras de una mejor asistencia. Es un deber colegial no encubrir situaciones de infracción tanto de las reglas de ética médica como de la práctica profesional. Pero no de cualquier manera, se debe hacer en el ámbito profesional o colegial, evitando el desprestigio público.

 

El artículo 39 desarrolla los principios de la segunda opinión. Se advierte de la necesidad de informar a los pacientes de los peligros de una asistencia médica no con­sensuada. Aunque tanto los pacientes como los pro­fe­sio­nales tienen el deber, y el derecho, de contar con una segunda opinión médica, es deseable que todas las partes estén informadas y sean capaces de consensuar sus actuaciones.

 

Los artículos 40 y 42 están dedicados al ejercicio en equipos. En ellos se advierte del peligro de excesos en las actuaciones y la inalterabilidad de la responsabilidad personal. Proponen la tolerancia y un alto nivel ético de los directores de equipo para evitar hacer de la dirección un instrumento de dominio o exaltación personal. En los casos en que se detecta acoso moral o coacción, es obligada la comunicación de los hechos al Colegio.

 

El artículo 41 se destina a las relaciones con otros profesionales no médicos. Además, el trato considerado y respetuoso marca la importancia de conocer las competencias de cada colaborador para hacer factible que cumpla sus obligaciones específicas.

 

Marco ético

En nuestro entorno, la atención sanitaria necesita de diversos profesionales formados en distintas disciplinas que actúan en diferentes niveles asistenciales. La calidad de la asistencia precisa la coordinación de dichos profesionales tanto en el seno del equipo asistencial como en el seno de la institución. Las organizaciones sanitarias asumen que el trabajo en equipo no es ni fácil ni siempre exitoso, por ello se plantean como objetivo esencial lograr la coordinación y cohesión interprofesional.

 

Ser profesional implica interiorizar la interacción y el intercambio de conocimientos entre profesionales, superar las disputas por la autoridad y la división del trabajo, renunciar a la dominancia de la profesión médica, la influencia de las normativas legales y las diferencias de enfoque de cada uno de los profesionales implicados.

 

La interprofesionalidad requiere un cambio de paradigma, practicarla implica asumir unas características profesionales comunes para las diferentes profesiones en término de valores, códigos de conducta y formas de trabajar18.

 

La reflexión sobre los valores de las profesiones sanitarias es profusa. El compromiso con la competencia, el respeto, la responsabilidad, la autonomía, la cooperación y la lealtad es común a todas ellas. Del análisis de los diferentes códigos deontológicos de las profesiones sanitarias se deduce la existencia de unos valores comunes (tabla 3) que pueden configurar el fundamento de identidad como grupo multidisciplinar.

 

Hacer de nuestras acciones el reflejo de estos valores nos convertirá en grupos preparados para dar a la sociedad los profesionales que espera y merece.

 

Competencia

Aunque ser profesional es mucho más que un conjunto de competencias (conocimientos y habilidades), no se puede entender la excelencia profesional sin el compromiso con la actualización y el aprendizaje continuos. Cada profesional está comprometido con el mantenimiento individual de la competencia y la calidad clínicas, así como con la colaboración interdisciplinar para disminuir los errores19.

 

En la formación continuada, los profesionales establecen un rol especial, unos adoptan el papel de expertos y docentes y otros el de discípulos. La confianza de unos en otros depende de la honestidad de los expertos. La independencia de contenidos exige hacer transparentes los posibles conflictos de intereses de los docentes. Buscar fuentes docentes de calidad e independencia es responsabilidad de cada profesional. En este sentido, los sistemas de acreditación, cuando son honestos, son una garantía de calidad.

 

Respeto

El valor del respeto es común en todas las profesiones sanitarias, la capacidad de atender eficazmente a los pacientes depende en gran medida de ello. Se puede afirmar que sin respeto no se puede alcanzar la excelencia profesional.

 

El respeto tiene su primera manifestación en el trato cortés. La cortesía debe extremarse delante de los pacientes. Los comentarios desconsiderados o maledicentes dañan la reputación de nuestros colegas, inducen desconfianza en el paciente y desacreditan la profesión. Por este motivo, la deontología médica considera una falta grave comentar ante el paciente o sus allegados lo desacertada o incompetente que ha sido la actuación de otro colega.

 

En caso de discrepancias se debe diferenciar las situaciones en las que cabe aceptar las diferencias de criterio de aquellas más serias, sean de ciencia o conciencia, en las que se precisa una deliberación más profunda, sea en privado o en sesiones apropiadas. Cuando esto fracasa, la OMC puede actuar como mediador entre las partes6,7.

 

Los profesionales reconocen que las discrepancias en la práctica clínica generan desconfianza en el paciente y distorsionan la relación clínica. Sin embargo, en la práctica, parecen inevitables. Se centran en dos temas fundamentales: las remisiones al especialista hospitalario y la prescripción delegada20,21.

 

Cuando las discrepancias entre profesionales son insuperables, obligan a exponer sus pareceres ante el paciente, y este escoge al médico en quien deposita su confianza para continuar el proceso asistencial22. El Colegio puede actuar, en ciertos casos, como árbitro; así lo enuncia el artículo 45 de los Estatutos Generales de la OMC. Después de agotada la vía colegial, puede ser aceptable apelar a la vía legal.

 

El respeto, en las relaciones interprofesionales, significa aceptar que un compañero con otros campos competenciales tiene, necesariamente, una visión diferente de los hechos; el juicio clínico de cada uno de nosotros es fruto de nuestros conocimientos y competencias. Somos educados en una visión específica, centrada en lo biológico o en lo emocional, en lo relacional o lo social, en función de si somos médicos, psicólogos o asistentes sociales. Nos preocupamos de diagnosticar y tratar si somos médicos, o cuidar si somos profesionales de enfermería. El ejercicio en equipo multidisciplinar nos da la oportunidad de aunar diferentes perspectivas, y cuando lo conseguimos, el resultado es la atención integral. Conseguirlo merece el esfuerzo.

 

El respeto por la diversidad debe incluir, necesariamente, el respeto por la ideología y las creencias individuales. Es función de los gestores asumir la organización de la asistencia sanitaria ante los casos de objeción de conciencia para asegurar que el paciente ejerce sus derechos legalmente reconocidos y el profesional salvaguarda sus más profundas creencias23.

 

Responsabilidad

La responsabilidad profesional se manifiesta en la capacidad que demostramos de dar cuenta de nuestras acciones. El trabajo en equipo no exime a los profesionales de su responsabilidad personal, se comparte la atención del paciente y también la responsabilidad sobre el resultado en su salud.

 

En primera instancia esta responsabilidad se demuestra ante los pacientes cuando les damos la información necesaria para tomar una decisión y cuando les informamos de los errores que hemos cometido en su asistencia.

 

Demostramos responsabilidad cuando participamos en la implantación de mecanismos de mejora de resultados en la atención sanitaria, en la utilización de recursos y en la accesibilidad al sistema de salud.

 

En la relación interprofesional demostramos responsabilidad cuando asumimos plenamente el ámbito de nuestras competencias y delegamos en función de las competencias de cada cual. Cuando se decide la necesidad de hacer una consulta, una parte de la responsabilidad profesional es la de asegurarse de la competencia del compañero al que se consulta, de ahí la importancia de conocer el perfil personal y profesional de nuestros compañeros de equipo.

 

Autonomía

La autonomía profesional es la independencia con la que un profesional toma decisiones. La libertad exige prudencia para elegir, entre las intervenciones disponibles, la más conveniente, tras haber sopesado su eficacia y seguridad, haber evaluado las circunstancias concretas del paciente y haber obtenido el necesario consentimiento.

 

Esta libertad es un indicador de profesionalidad y se relaciona con el grado de satisfacción con el que el profesional asume su trabajo. Está ligado a la obligación de dar razón de las decisiones y acciones que se toman y la autorregulación.

 

La autorregulación es la obligación colectiva de establecer reglas y límites a las actuaciones.

 

La autonomía como responsabilidad individual y la autorregulación como responsabilidad colectiva son los elementos que la sociedad concede a los profesionales para el ejercicio de sus competencias.

 

El ejercicio de la autonomía profesional tiene límites internos y externos. Los límites internos tienen relación con las habilidades y competencias de cada cual, bien por las circunstancias personales que nos hacen más diestros o expertos en algunas materias, bien por la disciplina que ejercemos, que marca unos límites legales a nuestra actuación. Los límites externos pueden estar relacionados con los pacientes que, ejerciendo su derecho a la autodeterminación, prefieran ser atendidos por un profesional con más experiencia o con otras competencias reconocidas públicamente. O con el ámbito de nuestro ejercicio que condicione el ejercicio de ciertas técnicas o procedimientos.

 

Aunque el derecho a una segunda opinión médica está garantizado por la ley3, los profesionales tenemos la obligación de evaluar la idoneidad de esta solicitud y gestionarla correctamente para evitar un mal uso de los recursos que la sociedad pone a nuestra disposición y los posibles riesgos asociados a cualquier actuación técnica, máxime cuando esta no está suficientemente indicada.

 

La honradez exige una revisión crítica de nuestras competencias. Cuando un paciente supera los límites de nuestra capacidad de resolución, por el bien del paciente, debemos consultar a otro colega mejor formado en la materia. En correspondencia, el colega consultado debe devolver la información necesaria para que el seguimiento se realice de la mejor forma posible.

 

La delegación de tareas o cuidados en ningún caso supone una delegación de nuestra responsabilidad, aún más, nos obliga a conciliar decisiones y actuaciones ajenas con los propios criterios en aras de la mejor atención al paciente.

 

Cooperación

El ejercicio profesional en equipos multidisciplinarios requiere como condición necesaria la cooperación. Esta es la manifestación altruista del interés fundamental de las profesiones sanitarias: el bien del paciente por encima de cualquier otra conveniencia.

 

La sincronía entre los profesionales hace posible el diseño de planes de cuidados que incorporen las diferentes actuaciones de cada miembro del equipo respetando los valores del paciente y los de los profesionales, generando confianza y protegiendo la intimidad del paciente.

 

Como médicos de familia, debemos consultar al especialista cuando la complejidad de la situación lo requiere, ni antes ni después. Hacer consultas no indicadas supone un uso inadecuado de los recursos sanitarios y expone al paciente a riesgos innecesarios. La decisión de una derivación debe realizarse de forma conjunta y de acuerdo con el paciente, forma parte de nuestra responsabilidad distinguir aquellas demandas clínicamente justificadas de otras impuestas por miedos y condicionantes sociales que no se ajustan a una práctica correcta.

 

En el trabajo en equipo es necesario conocer el ámbito competencial de cada uno de los profesionales que lo componen para así consultar cuando sea preciso y delegar aquellas tareas al profesional más cualificado. Cuando se trata de consultar a un colega de otro ámbito profesional, es importante conocer no solo el ámbito competencial de su especialidad, sino la suya particular. En el ejercicio de la medicina pública, no es fácil superar las barreras del sistema para acceder a un especialista en concreto. Sin embargo, por lealtad a nuestros pacientes estamos obligados a buscar alternativas cuando el profesional de referencia no es lo que el paciente necesita.

 

Cuando el equipo está formado por profesionales de diferentes disciplinas se impone tanto un conocimiento genérico de las competencias de cada una de ellas como de las habilidades concretas del compañero con quien compartimos la responsabilidad en el cuidado.

 

La cooperación precisa a menudo aparcar nuestra comodidad, digerir el amor propio o superar barreras organizativas con el objetivo de procurar una atención de calidad. A veces es tan sencillo como atender la duda de un compañero sobre la conducta a seguir con un paciente cuando la sala de espera está llena, o modificar la agenda personal para poder hacer visitas conjuntas con la enfermera, el psicólogo o la asistente social.

 

Cuando realizamos una interconsulta, sea a un compañero del ámbito hospitalario o a un compañero de otra profesión sanitaria, debemos especificar cuáles son nuestras expectativas y compartir aquella información pertinente para facilitar la tarea del compañero. No es lícito, ni leal para el paciente, entregar toda la información disponible ni ocultar aquella que presuntamente será necesaria.

 

En el camino de retorno de una interconsulta, solemos encontrarnos con una falta de respuesta o una respuesta incompleta (a menudo una prescripción), en beneficio del paciente es necesario obtener la información necesaria para poder ofrecer una continuidad asistencial. Utilizar al paciente como correveidile no parece lo más adecuado, debemos implicar a la institución como garante de calidad para que estos circuitos sean óptimos.

 

La implantación de las historias clínicas informatizadas facilita el acceso a la información de todos los profesionales implicados en la asistencia al paciente y hace menos costoso el intercambio de reflexiones clínicas. Nuestra obligación como profesionales es asegurar la calidad y actualidad de esta información para evitar errores e interiorizar que la legitimidad del acceso a la historia de un paciente es la participación en el proceso asistencial24. La obligación de las organizaciones es velar por la seguridad de la base de datos y la custodia ante miradas ajenas.

 

Una situación especialmente dolorosa es el disenso en la prescripción farmacéutica. La situación ideal es la puesta en marcha de consensos previos. Sin embargo, cuando la prescripción no nos parece justificada, y más aún cuando estamos convencidos de su inutilidad o inadecuación, podemos negarnos a realizar la prescripción explicando al paciente nuestras objeciones. Todo ello manteniendo el debido respeto por el compañero especialista. No debemos olvidar que cuando firmamos una prescripción nos hacemos jurídicamente responsables de ella.

 

Ante las dificultades del trabajo compartido, una actitud de comprensión mutua puede cambiar la frustración de un sentimiento de entusiasmo por el enriquecimiento personal que supone convivir con la diferencia.

 

El cambio de modelos jerárquicos de gestión por otros basados en la cooperación favorece cambios hacia actitudes de comprensión y ayuda mutua frente a la frustración.

 

La autoridad debe entenderse como un servicio, la gestión debe basarse en el liderazgo moral, la justicia, la racionalidad de las órdenes y el respeto. Las normas de funcionamiento deben garantizar la libertad de elección de cada paciente y su intimidad, la independencia de juicio de los profesionales, las condiciones de participación de todos los miembros y la adecuación de las prestaciones a las necesidades de la población.

 

Lealtad

La lealtad es sinónimo de nobleza, honradez y rectitud, genera vínculos de confianza y amistad entre los miembros de un equipo.

 

Del mismo modo que las murmuraciones minan las relaciones en un grupo, la transparencia, la honestidad y la benevolencia contribuyen a la cohesión y facilitan el desarrollo de la atención en equipo.

 

La lealtad no debe estar reñida con el compromiso de los profesionales para disminuir los errores en la práctica clínica.

 

La competencia se puede perder por falta de actualización o por enfermedad. Cuando la competencia se pierde por una enfermedad, el miedo a la estigmatización, a la pérdida de reputación o la falsa creencia de invulnerabilidad son barreras especialmente difíciles de superar sin una lealtad bien entendida.

 

Cuando se observa una conducta incompetente, la primera lealtad es para el paciente, la segunda la de ayuda al colega. Como profesionales, se espera de cada uno de nosotros que colaboremos en los procesos de autorregulación que supone la actuación ante las situaciones en las que no se cumplen los estándares profesionales. Por este motivo, se recomienda superar falsos respetos y actuar con la delicadeza propia del que trata con un amigo. Si esta primera acción fracasa, es un deber actuar ante instancias superiores para que de forma interna pongan solución al problema.

 

La American College of Physicians propone, para poner remedio y evitar situaciones de mala praxis25, la obligación moral de todos los médicos de participar en la revisión por colegas. La confianza que los pacientes y el público confieren a los médicos requiere que se den a conocer estos casos a las autoridades correspondientes y también a los pacientes que corran peligro. De la honestidad y transparencia de estas actuaciones depende la credibilidad de los sistemas de autorregulación profesional.

 

Resumen

El ejercicio de las profesiones sanitarias ha experimentado en el último siglo grandes cambios como consecuencia de la convergencia de tres hechos: el desarrollo tecnológico, que ha comportado el ejercicio en grandes instituciones; la elevación de la protección de la salud a un derecho fundamental, y el reclamo de los pacientes a su libertad de autodeterminación.

 

En este escenario, proveer una asistencia sanitaria de calidad obliga, necesariamente, a trabajar desde múltiples perspectivas, cada una de ellas cristalizada en una disciplina diferente. 

 

La atención integral es un reto para cada uno de los profesionales que, desde la doctrina que practica, debe coordinarse para hacer realidad una asistencia más completa y rica en matices.

 

La ley no puede ser el único referente en la organización de la atención sanitaria. Cuando se trata de profesiones, la autorregulación debe ser una garantía de calidad. En tanto en cuanto la autorregulación responda a la exigencia social de buena atención, menor será la regulación legislativa.

 

La autorregulación, que es una exigencia como colectivo profesional, en un entorno donde la cooperación es imprescindible debe abarcar también los aspectos de la relación entre profesionales.

 

Más allá de la ley y los mecanismos de autorregulación está el reto de hacer realidad con nuestros actos unos valores comunes que nos guíen en el camino del trabajo en equipo, para darle sentido, para poder dibujar un horizonte de excelencia que ilumine el duro camino del día a día.

 

Lecturas recomendadas

Organización Médica Colegial España «Código de Ética y Deontología Médica». [Publicación en línea 2011]. Disponible en: https://www.cgcom.es/sites/default/files/codigo_deontologia_medica.pdf [Consulta: 10 de febrero de 2016]

Documento publicado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. Recoge las normas de obligado cumplimiento por parte de los profesionales médicos. Destacamos los capítulos III y VIII por su relación con este artículo. El capítulo III recoge la relación del médico con sus pacientes. El capitulo VIII recoge las relaciones de los médicos entre sí y con otros profesionales sanitarios.

General Medical Council. Working with doctors working for patients. [Internet]. United Kindom. 2013. [Consulta: 10 de febrero de 2016]. GMP Framework for appraisal and revalidation. Disponible en: http://www.gmc-uk.org/doctors/revalidation/revalidation_gmp_framework.asp

Guía promovida por el General Medical Council diseñada para proteger a los pacientes y promover la mejora de la educación y prácticas médicas en el Reino Unido. Establece las normas para estudiantes y médicos dirigidas a alcanzar los estándares de práctica médica y promover la excelencia profesional. También incluye las medidas a tomar cuando estos estándares no se cumplen.

Se basa en cuatro dominios (conocimiento y habilidades; seguridad y calidad; comunicación y trabajo en equipo y continuidad en la confianza), cada uno de ellos queda subdividido en una serie de ítems para autoevaluarse para reflexionar sobre aquellos que pueden mejorarse.

Grup d’ètica CAMFiC. La relación entre los médicos de familia y los especialistas [monografía en Internet]. Barcelona: Societat Catalana de Medicina amiliar i Comunitària; 2009 [Consulta 10/02/2016]. Disponible en: http://manager.camfic.cat//uploads/items/ITEM_537_EBLOG_1844.pdf

Se trata de un documento dirigido a los médicos de familia en que, basándose en los principios básicos de la bioética, así como los valores que deben regir las relaciones entre estos y el resto de especialistas, afronta una serie de situaciones cotidianas en la práctica médica, y se posiciona sobre cómo actuar en cada una.

Referencian la base legal y una serie de ideas claves que resume las ideas del documento. Interesante la relación de consejos prácticos al final del documento.

Altamente interesante su lectura porque refleja nuestras situaciones habituales y útil en la formación de los médicos de familia.

 

Bibliografía

  1. Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias. Ley 44/2003, de 21 de noviembre. Boletín Oficial del Estado n.o 280 (22/11/2003).
  2. Ley 55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco del Personal Estatutario de los Servicios de Salud. Boletín Oficial del Estado n.o 301 (17/12/2003).
  3. Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud. Boletín Oficial del Estado n.o 128 (29/05/2003).
  4. Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad. Boletín Oficial del Estado n.o 102 (29/04/1986).
  5. Reinders H. Internal and external goods: a philosophical critique of the hybridisation of professionalism. J Intellect Disabil Res. 2008;52 (7):634-8.
  6. Herranz Rodríguez G. Comentarios al Código de Ética y Deontología Médica. 3.a ed. Navarra: EUNSA;1995.
  7. Organización Médica Colegial España. Código de Ética y Deontología Médica. [Publicación en línea]. 2011. [Consultado en: 10 de febrero de 2016. Disponible en: https://www.cgcom.es/sites/default/files/codigo_deontologia_medica.pdf.
  8. Consejo General de Enfermería de España. Código Deontológico de la Enfermería Española. [Publicación en línea]. 1989. [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: http://www.coib.cat/uploadsBO/Generica/Documents/codigo%20deontologico%20espa%C3%B1ol_codico%20etico.pdf.
  9. Consejo General de la Psicología de España «Código Deontológico del psicólogo» [Publicación en línea.] 2010. [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: https://www.cop.es/index.php?page=CodigoDeontologico.
  10. Organización Colegial de Dentistas de España. [Publicación en línea.] [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: http://www.consejodentistas.es/pdf/formularios/codigo.pdf.
  11. Consejo General de Fisioterapeutas de España [Publicación en línea.] [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: http://www.consejo-fisioterapia.org/descargas/codigo-deontologico-cgcfe.pdf 2001.
  12. Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos [Publicación en línea.] [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: http://www.icopcv.org/wp-content/uploads/2014/10/CODIGO-DEONTOLOGICO-IMPRESO.pdf.
  13. Junta de Gobierno del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España. [Publicación en línea.] [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: http://opticosoptometristasdegalicia.org/web/wp-content/uploads/2015/07/codigo_deontologico.pdf.
  14. Consejo General de Colegios Veterinarios de España [Publicación en línea.] [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: http://www.covll.cat/COVLL/userfiles/COVLL/file/NORMES%20DEONTOLOGIQUES%20CONSEJO(1).pdf.
  15. Colegio Profesional de Terapeutas Ocupacionales. [Publicación en línea.] [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: http://www.terapeutas-ocupacionales.es/assets/files/COPTOA/Elcolegio/CodigoDeontologicoCOPTOA.pdf.
  16. Consejo General de Colegios de Farmacéuticos de España. [Publicación en línea.] [Consultado el 10 de febrero de 2016]. Disponible en: http://www.unav.es/cdb/esotcodigofar1.html2001.
  17. Estatutos Generales de la Organización Médica Colegial. [Monografía en Internet.] Disponible en: http://www.cgcom.org/deontologia
  18. Galán González-Serna JM. Valores interprofesionales compartidos para una asistencia integral. Cuadernos de Bioética. Sept.-Dic. 2013-V;XXIV(82):377-89.
  19. Ruiz Doblado S. El nuevo profesionalismo, la tercera vía o la remoralización de la profesión: ¿bioética para psiquiatras en el siglo XXI? Psiq Biol. 2006;15(2):47-55.
  20. Bowling A. The process of outpatient referral and care: the experiences and views of patients, their general practitioners, and specialist. Br J Gen Pract. 2000;50:116-20.
  21. Horne R, Mailey E, Frost S, Lea R. Shared care: a qualitative study of GPs’ and hospital doctors’ views on prescribing specialist medicines. Br J Gen Pract. 2001;51:187-93.
  22. Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Médica. Boletín Oficial del Estado n.o 274 (14-11-2002).
  23. Altisent Trota R, Rubio Montañés M, Buil Tricas B. Objeción de conciencia en la profesión médica: propuesta de validación. Med Clín (Barc). 2010;137(8):366-9.
  24. Comisión Central de Deontología. Centralización informática de datos e historias clínicas. Principios éticos de protección de la intimidad del paciente. [Monografía en Internet.] 03/05. Disponible en: http://www.cgcom.org/deontologia/documentos
  25. ABIM Foundation. Medical professionalism in the new millenium: a physicians’ charter. Lancet. 2002;359:520-2.

AMF 2016;12(4);; ISSN (Papel): 1699-9029 I ISSN (Internet): 1885-2521

Cómo citar este artículo...

Rubio Montañés M, Adalid Villar C, Castro Vila C. Aspectos éticos de la relación entre profesionales. AMF. 2016;12(4):.

Comentarios

Miguel 14-04-16

Deseo trasladar mi enhorabuena a las autores por el tratamiento delicado a un tema que produce elevada crispación.Tres comentarios personales. 1.- Los médicos hemos perdido mas poder que autoridad. Seguimos con alta legitimidad ante los pacientes. El poder perdido ha permitido evitar situaciones lamentables de despotismo, pero también ha sido trasladado a órganos de gestión para hacer un uso mas que discutible del mismo.2.- No se ha conseguido entender por los profesionales que la Deontología es un ideal que promueve excelencia en positivo (buenas prácticas) y en muchísima menor medida un catálogo de restricciones en el ejercicio profesional.3.- Aunque casi nunca se haga explícito el conflicto por las competencias profesionales entre niveles asistenciales es una manifestación de competitividad por los recursos. Y en un sistema sanitario público son intolerables tanto la monopolización de técnicas y habilidades (por supuesta mayor capacitación) en el nivel hospitalario, como la renuncia a áreas competenciales propias por indolencia o pereza (por supuesta menor calidad de atención) en el nivel de atención primaria.Nuevamente enhorabuena.miguel melguizo jiménez