Asma bronquial

Argumento:

En efecto, todas las pruebas son normales, ya que el valor de normalidad del cociente FEV₁/CVF es superior al 70%. La prueba broncodilatadora es negativa, pues aunque mejora tras inhalar el betaagonista no es superior al 12% ni a 200 ml. No hay eosinofilia, aunque el valor relativo esté por encima de la normalidad; para diagnosticarlo es importante el valor absoluto, que en este caso es totalmente normal.

La normalidad de todas las pruebas no nos descarta el diagnóstico de asma, ya que éste se caracteriza por presentarse en ataques que son variables y reversibles, por lo que una auscultación o una espirometría realizadas en fase sin crisis pueden ser perfectamente normales. Debemos realizar mediciones de FEM a distintas horas del día para llegar al diagnóstico.

Ante los síntomas de la paciente también podríamos estar ante un cuadro de reflujo, pero éste rara vez cursa con sensación de falta de aire. Además, esta paciente no presenta acidez ni otros síntomas de reflujo, por lo que primero deberemos acabar de explorar el asma y, si ésta fuera negativa, pensar en el reflujo.

Le damos el medidor de FEM, le instruimos sobre su correcta utilización (tabla 2) y la citamos a los 7 días con los valores anotados.

Acude a la consulta al cabo de 15 días y nos comenta que al comentarlo con su madre ésta ha recordado que la paciente tenía en la infancia una piel muy «problemática», que siempre le tenía que poner cremas hidratantes y no servía cualquiera. Ha tenido problemas 5 o 6 noches por la tos.

Los resultados son:

Argumento:

Si aplicamos la fórmula, obtenemos una variabilidad del 25%, por lo que si nos guiáramos por la prueba tan sólo para definir el estadio, se trataría de un asma leve. Pero debemos fijarnos en todos los criterios y guiarnos por el que nos ofrezca un escalón más alto de gravedad, que en este caso es que tiene síntomas unas 2 noches por semana (tabla 4).

Argumento:

Dado su estadio, esta paciente precisa tratamiento de mantenimiento. Es posible que con los escasos síntomas nos gustara empezar por dosis de betaagonistas por las noches o corticoides por las noches, pero debemos recordar que aunque las crisis son episódicas la inflamación de la vía respiratoria es crónica (segundo párrafo pág. 1) y por ello el objetivo del tratamiento es controlar el proceso inflamatorio de base.

En este estadio del asma, como nos dicen las recomendaciones de la GINA (tabla 7), debemos empezar con corticoides inhalados a dosis moderadas asociados a betaagonistas de larga duración, y sólo en caso de crisis añadir un betaagonista de acción rápida.

Si la paciente lleva 3 meses sin síntomas podremos ir descendiendo de escalón y comprobar la respuesta.

No debemos olvidar nunca en estos pacientes el tratamiento no farmacológico (pág 5; tabla 5), que en muchas ocasiones nos pasa desapercibido, así como la educación en el correcto uso de los inhaladores y de los cambios de dosis que puede realizar en caso de empeoramiento.