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¿Qué sabemos sobre las características clínicas de la COVID-19?
M.ª Carmen Sánchez López Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Centro Tecnológico de Información y Documentación Sanitarias (CTIDS). Servicio Murciano de Salud. Consejería de Salud. Murcia Juan Antonio Sánchez Sánchez Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Fundador de Preevid Concepción Rosa García Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Centro Tecnológico de Información y Documentación Sanitarias (CTIDS). Servicio Murciano de Salud. Consejería de Salud. Murcia Agustín Roca Vega Documentalista Centro Tecnológico de Información y Documentación Sanitarias (CTIDS). Servicio Murciano de Salud. Consejería de Salud. Murcia Isabel Pozo Serrano Enfermera Centro Tecnológico de Información y Documentación Sanitarias (CTIDS). Servicio Murciano de Salud. Consejería de Salud. Murcia J. Patricia Moreno Pina Enfermera Centro Tecnológico de Información y Documentación Sanitarias (CTIDS). Servicio Murciano de Salud. Consejería de Salud. Murcia Enrique Aguinaga Ontoso Director/Jefe de servicio del Centro Tecnológico de Información y Documentación Sanitarias (CTIDS). Servicio Murciano de Salud. Consejería de Salud. Murcia |
Se plantea este artículo como el primero de una serie en la que se van a exponer de forma resumida las conclusiones de las diferentes preguntas sobre la COVID-19 que han formulado los profesionales sanitarios del SMS o la Consejería de Salud de la RM y que se considera que pueden ser de utilidad en el ámbito de la Atención Primaria. Además de resumen, se proporciona la referencia bibliográfica con el enlace al texto completo de la pregunta para poder ampliar la información.
En este primer artículo nos centraremos en las preguntas recibidas sobre las características clínicas de la enfermedad y, en próximos artículos, se irán describiendo el resto de las preguntas agrupándolas en base a su temática: protección y prevención, tratamiento, diagnóstico o pronóstico.
Tras la revisión realizada, y hasta que no se disponga de más evidencia, destacamos que:
Han sido ampliamente descritos los factores asociados a un mayor riesgo de enfermedad grave (en general, edad > 65 años de edad y la presencia de comorbilidades como enfermedad respiratoria crónica, enfermedad cardiovascular, malignidad, obesidad severa, diabetes, hipertensión, enfermedad renal o hepática), así como los síntomas/signos y hallazgos en las pruebas complementarias que presentan dichos pacientes.
Sin embargo, en el caso de pacientes ambulatorios con infección por SARS-CoV-2, es escasa la información en referencia a datos clínicos (síntomas/signos) que permitan al profesional sanitario prever que la evolución de ese paciente no va a ser favorable y que puede necesitar ingreso hospitalario.
No obstante, junto con la presencia de los factores de riesgo de gravedad mencionados, la presencia de disnea, baja saturación de oxígeno o taquipnea se identifican como datos clínicos ante los cuales valorar el ingreso del paciente.
Según la documentación revisada (fundamentalmente informes y series de casos), las manifestaciones cutáneas de la COVID-19 serían muy variadas e inespecíficas y podrían no tener relación con la gravedad del cuadro y resolverse de manera espontánea. Entre ellas se han descrito: exantema (eritematoso, petequial, morbiliforme) generalizado o localizado, urticaria generalizada, vesículas variceliformes, lesiones acro-isquémicas (gangrena seca, ampollas y cianosis), lesiones livedoides y lesiones tipo sabañón.
Según la información revisada, la conjuntivitis sería un síntoma poco frecuente en los pacientes con COVID-19, pudiendo aparecer tanto al inicio como en fases más avanzadas de la enfermedad y constituyendo la secreción lagrimal una posible fuente de contagio.
Las prevalencias que muestran los estudios observacionales son muy variables, así como las manifestaciones oculares descritas (conjuntivitis, hiperemia conjuntival, dolor ocular, sensación de cuerpo extraño, fotofobia, visión borrosa, lagrimeo, picor, ojo seco, secreción ocular o epífora). Enuna revisión sistemática incluida entre la documentación seleccionada (que incluyó 6 estudios observacionales y la comunicación de un caso, con un total de 854 pacientes), la prevalencia de conjuntivitis/ojo rojo fue de 3,175% (intervalo de confianza [IC] 95%: 1,165-6,127); en el 0,703% de los pacientes (IC 95%: 0,0358-3,269) la conjuntivitis fue la primera manifestación de la enfermedad.
Tras la revisión realizada se obtiene que, actualmente, la alteración del gusto y el olfato se considera un síntoma frecuente en los pacientes con la COVID-19. Puede presentarse sola o acompañada de otras manifestaciones de la enfermedad; y puede ser el síntoma inicial, aparecer en el transcurso de la misma o tras la resolución del resto de síntomas. En la mayoría de los pacientes, parece resolverse de manera espontánea en las 2 primeras semanas.
En algunos estudios la alteración del gusto o el olfato afecta a más del 80% de los pacientes con enfermedad leve o moderada e incluso hay autores que describen que la anosmia podría ser un fuerte predictor de infección por SARS-CoV-2.
Respecto al perfil del paciente, los estudios sugieren que la presencia de anosmia se relacionaría con cuadros leves; parece que en los pacientes más graves las alteraciones olfatorias serían menos intensas o estarían ausentes.