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Junio 2011
Junio 2011

Especialistas en Serenidad y Templanza

Albert Planes Magrinyà

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Director de AMF semFYC

Albert Planes Magrinyà

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Director de AMF semFYC

De nada sirve correr, lo que conviene es partir a tiempo

Jean de la Fontaine

 

El trabajo sin prisas es el mayor descanso para el organismo

Gregorio Marañón

 

Lo urgente generalmente atenta contra lo necesario

Mao Tse-Tung

 

Mayo del 2051. La flamante nueva Ministra de Medicalización (antiguo Ministerio de Sanidad) está a punto de tomar una decisión histórica. El Estado español va a seguir batiendo récords en número de especialidades; seguirá a la cabeza del universo no sólo en ese aspecto sino que, además, va a ser pionero en la creación de una nueva especialidad, por primera vez en todo el mundo civilizado (y medicalizado). La Ministra está a punto de firmar el Real Decreto por el que se crea el título de especialista en Serenidad y Sosiego. Todo un hito histórico.

 

Desaparecida, años ha, la especialidad en Medicina Familiar y Comunitaria, así como otras minucias generalistas como la Medicina Interna, los ciudadanos navegan, con rapidez, por el sistema sanitario orientados por su intuición y el buen saber de los especialistas en Urgencias, a quienes consultan inmediatamente ante cualquier duda. «Mire, hoy se cayeron mis últimos cabellos…» «Necesito su ayuda para esa angustia que me acaece desde que mi familiar murió (en urgencias, claro está…).» «Ya no puedo soportar más este dolor en la raíz de los brazos.» «Mi esposa ya no tolera mis ronquidos.»

 

La técnica médica ha avanzado como nunca lo había hecho y ha conseguido que todos los ciudadanos tomen, sin dilación, el medicamento más adecuado para su malestar. La rapidez, la inmediatez, la prisa, apremian en el sistema sanitario moderno. La inmediatez y la medicalización aumentaron de forma imparable, pero, curiosamente, ninguno de nuestros indicadores de salud mejoró en las últimas décadas, o lo hizo de forma tan imperceptible que los ciudadanos ni se dieron cuenta. Se mantuvo e incrementó aquella paradoja en salud, enunciada el siglo pasado1: cada vez gastamos más en salud, la sociedad cada vez está más sana (mejores indicadores, esperanza de vida) y se  siente más enferma.

 

Los principales actores médicos del país están algo confusos ante la decisión de la ministra. ¿Para qué un especialista en Serenidad y Sosiego? Les tranquiliza (¿sosiega…?) saber que están previstas tan sólo unas decenas de plazas dentro del ya anticuado sistema MIR. Plazas que, además, formarán parte del tronco «generalista», que lideran los urgenciólogos generales.

 

Parece ser que la ministra quedó gratamente sorprendida de la situación de un país vecino (¿Grecia, Malta…?) donde nunca crearon tantas especialidades y donde ya hace décadas que decidieron cerrar los servicios de urgencias2. Parece que la gente enferma menos: el autocuidado sin angustias, las medidas de prevención efectivas, las medidas sociales y las atenciones sanitarias programadas y basadas en evidencias evitan la necesidad de consultar con inmediatez, con prisa, con urgencia. Las personas viven tranquilas, serenas, sabiamente sosegadas: aprendieron hace tiempo que «la prisa es mala consejera». En ese cercano país, cada médico de cabecera está entrenado para atender las demandas inmediatas de la población, para orientarlas, resolverlas en muchos casos o consultar en ocasiones con un buen servicio secundario. En ese cercano país sobran los «intermediarios»: predominan los excelentes generalistas y los buenos especialistas (no muchos, por cierto, polivalentes en general). En ese mediterráneo país el sistema sanitario público es uno de los más eficientes y con mayor grado de satisfacción de todo el planeta: no sólo viven y mueren sanos, sino que también se sienten sanos.

 

Pasaron décadas desde que se creó la especialidad de Urgencias y Emergencias. La siguieron algunas más: urgencias graves, urgencias leves, urgencias técnicamente no urgentes, etc. Sin olvidar algunas otras: especialista en atención aplazable, especialista en atención menos aplazable pero no urgente, especialista en explicar al ciudadano que su angustia no es urgente, especialista en atención lenta o en atención en la incertidumbre, etc. Lejos quedaron los cantos de sirena de quienes avisaban sobre los peligros de una excesiva plétora de especialidades médicas o sobre la necesidad de ajustar las plazas de formación especializada y de promover una mayor polivalencia de nuestros médicos3,4.

 

Ahora todo parece cambiar (¿o no…?). La flamante ministra de Medicalización va a dar un paso histórico con la creación de la nueva especialidad en Serenidad y Sosiego. Es una especialidad de nuevo cuño, llamada a rellenar ese hueco del sistema sanitario, ese hiato de ciudadanos (pocos ciertamente, pero muy reivindicativos) que no entienden las ventajas de la inmediatez, del apremio, de la solución rápida; esos ciudadanos que parecen desear una vida más plácida, moderada; capaces incluso de aceptar la muerte como un proceso vital natural, que no es necesario dilatar eternamente.

 

¡Una nueva especialidad…! ¡Ufff…!

 

………

 

¡Uf!, ¡menuda pesadilla! Parece casi real… ¡Quién sabe…!

 

Bueno, toca volver a levantarse…, desayunar, ir a la consulta. Hoy, en el 2011, seguiré atendiendo a los ciudadanos que lo precisen, sea urgente o no. Los atenderé como siempre, procurando entender qué necesitan, procurando resolverlo o, cuando menos ayudarles. Con proximidad, con intuición, con ciencia, con interés por toda su persona, con serenidad (procurando no angustiarles aún más: ¡bastante tienen con sus problemas…!). Lo haré sin renunciar a mis valores profesionales5: dedicación, respeto, proximidad, lealtad, prudencia, equidad, honradez. Y lo haré con empatía, con satisfacción, con el inmenso placer que supone ayudar a las personas.

 

Mi mayor recompensa sigue siendo la mirada agradecida del paciente, su saludo, su sonrisa, etc. He aprendido que no puedo esperar mucho más (¡y no es poco…!!!). Ni de otros médicos, ni de la mayoría de gestores, ni de los políticos: siempre estarán más preocupados por lo urgente, por aquello que aparentemente no puede esperar, lo que sale en los periódicos. Seguiré disfrutando de tener la suerte de ejercer como MÉDICO (con mayúsculas), sin necesidad de especializarme en un trocito de la persona o en un área de trabajo. Sé que los demás «subespecialistas» tienen aparentemente un mayor prestigio social, se sienten más importantes: incluso los ministros, consejeros y otros cachivaches les tienen por más importantes. Yo, especialista simplemente en personas mantendré mi prestigio a la cabecera del paciente: nadie me robará, si yo no lo permito, ese privilegio.

 

Y seguiré ejerciendo mi profesión, tozudamente, con templanza, sin prisas, enseñando a los ciudadanos que «hacer más y más rápido» a menudo es «más peor».
Les seguiré transmitiendo que la vida es maravillosa, pese a todo, y que vale la pena vivirla, sin urgencias, disfrutando de cada instante, saboreándolo, con sosiego, pensando bien las cosas, meditándolas, valorándolas con cuidado antes de decidir. Sé que lo haré, a menudo, contra corriente, en contra de las ideas sociales interesadamente promovidas, en contra de la opinión de otros médicos o incluso en contra de las autoridades sanitarias que, pese a decirlo, aún no entendieron la importancia de mi trabajo y precisan crear más y más subespecialidades, ni que sean absurdas, ni que sea peligroso para la salud de los ciudadanos. Y seguiré enseñando esta preciosa profesión a quienes lo deseen, ni que no sean tantos como necesitamos (véase ampliación); cuidaré especialmente de transmitirles el gusto por ejercerla.

 

Y no acabarán conmigo, con nosotros, porque nuestros valores son muy profundos, nuestra misión es demasiado importante y nuestra convicción, especialmente intensa.

 

Y seguiremos. Con ilusión, perseverancia, serenidad y sosiego.

 

Bibliografía

1.  Barsky AJ. The paradox of health. N Engl J Med. 1988;318):414-8.

2.  Planes A. Por favor: ¡cierren las urgencias! JANO. 2000;58:671.

3.  Ferrer RL, Hambidge SJ, Maly RC. The essential role of generalists in Health Care Systems. Ann Intern Med. 2005;142(8):691-9.

4.  Starfield B, Shi L, Macinko J. Contribution of primary care to health systems and health. Milbank Q 2005;83(3):457-502.

5.  Grup d’ètica camfic. El compromiso como médico/a de familia. Disponible en: http://compromis.camfic.cat/Carta_es.aspx

 

 


 

Ampliación de información:

INFORME SOBRE NÚMERO DE PLAZAS MIR PARA LA CONVOCATORIA 2011

Responsables del Informe:

MIEMBROS DE LA COMISIÓN NACIONAL DE MEDICINA FAMILIAR Y COMUNITARIA

Dª Verónica Casado Vicente. Presidenta. Vocal por Comisión Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud

D. Francisco Pablo Cerezuela. Vicepresidente. Vocal por Comisión Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud

D. Rafael Manuel Micó Pérez. Vocal por Comisión Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud

D. Eduardo Peñascal Pujol. Vocal por Comisión Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud

D. Pablo Bonal Pitz. Vocal por el Ministerio de Educación y Ciencia

Dª. Ana de Santiago Nocito. Vocal por el Ministerio de Educación y Ciencia

D. Ismael Sánchez Hernández. Vocal por el Consejo General de Colegios de Médicos

D. Epifanio de Serdio Romero. Vocal por la Sociedad Científica semFYC

D. Armando Santo González. Vocal por la Sociedad Científica SEMERGEN

Dª Patricia Chacón Caso. Vocal de Residentes

D. Francisco Javier Lucas Perez-Romero. Vocal de Residentes

AMF 2011;7(6);; ISSN (Papel): 1699-9029 I ISSN (Internet): 1885-2521

Cómo citar este artículo...

Planes Magrinyà A. Especialistas en Serenidad y Templanza. AMF. 2011;7(6).

Comentarios

Albert 04-07-11

Tan sólo se me ocurre, Inés, priorizar lo realmente importante, no perder tiempo en lo superfluo, centrarnos en lo que nos piden las personas y, sobre todo en nuestro compromiso con ellas: http://compromis.camfic.cat/Carta_es.aspx, o en el mismo programa de la especialidad, en los valores relatados en la página 17 (http://www.semfyc.es/pfw_files/cma/Informacion/modulo/documentos/Programa Especialidad Def.pdf)

Ines 04-07-11

Realmente hace falta mucha serenidad y templaza para ejercer esta profesión,pero qué dificil es muchas veces tenerlas cuando todo alrededor va con prisas y nervios. ¿Hay alguna técnica para aprender a profundizar en estas virtudes?

Albert 21-06-11

Evidentemente, Julián, ser un buen médico implica atender a una persona. Lo que nos distingue, en todo caso, es que justamente el conjunto de la persona (en su entorno) es "el objeto" de nuestra especialidad. En ese sentido creo que es correcta la licencia de considerarnos "especialistas en personas". Llevas toda la razón: los médicos de familia debemos cambiar: debemos transmitir un mayor apego por nuestra especialidad, debería "supurarnos" el orgullo de disfrutar ejerciendo de médicas de familia; sólo así lograremos animar a nuevos médicos a enrolarse en esta aventura profesional. Añadiría, sin embargo, que el olvido de nuestra especialidad por parte de las Facultades de Medicina es, también, una poderosa causa para que los recién licenciados no la escojan. Muchas gracias por vuestros comentarios.

Julian 20-06-11

PIENSO, CON TODA HUMILDAD, QUE NOSOTROS, LOS MÉDICOS DE FAMILIA, NO DEBEMOS ATRIBUIRNOS EN EXCLUSIVA EL QUE SOMOS ESPECIALISTAS EN PERSONAS. TODOS LOS BUENOS MÉDICOS LO SON, INDEPENDIENTEMENTE DE LA ESPECIALIDAD QUE TENGAN. HE TENIDO LA SUERTE DE CONOCER GRANDES MEDICOS Y HE TENIDO EXCELENTES PROFESORES DE TODAS LAS ESPECIALIDADES. CREO QUE TODOS SONREIRÍAN CON BENEVOLENCIA AL ESCUCHAR A UN MÉDICO DE CABECERA DECIR QUE ELLOS SON ESPECILISTAS EN UN TROCITO DE LA PERSONA. ELLOS TAMBIÉN TRATAN A LA PERSONA EN CONJUNTO, AL IGUAL QUE NOSOTROS. TODOS LOS BUENOS MÉDICOS LO HACEN ASÍ. CREO QUE EL AUTOR TIENE RAZÓN EN MUCHAS COSAS, PERO TAMBIÉN CREO QUE LA MEDICINA DE FAMILIA DEBE CAMBIAR. MUY POCOS MÉDICOS CON BUEN NÚMERO EN EL MIR ELIGEN NUESTRA ESPECILIDAD.....POR ALGO SERÁ. LOS MEJORES NO QUIEREN SER MÉDICOS DE FAMILIA. ESA ES LA REALIDAD.

Lourdes 09-06-11

estoy totalmente de acuerdo